Antecedentes

Conforme los datos publicados por FEEDLATINA, el bloque latinoamericano es responsable por el 17% de toda la producción mundial de alimentos para animales, con 141,347 millones de toneladas producidas en 2013.

Debemos considerar que los alimentos para animales son un factor importante desde el punto de vista zootécnico, así como el más importante componente del costo de la producción de proteína animal. También es el más grande consumidor de cereales y oleaginosas, que también corresponden a más de 70% de la composición de un alimento completo para animales.

El sector de alimentos para animales es muy dinámico en cuanto al comercio exterior, una vez que depende de grandes volúmenes de micro ingredientes, principalmente aditivos originados de la industria de química fina de Europa, China y Estados Unidos, así como mantiene líneas de comercio entre países del bloque y hacia afuera, principalmente de cereales, oleaginosas, premezclas, ingredientes minerales, vitamínicos, aminoácidos, harinas  de origen vegetal y animal, alimentos completos y pet food. Sobre los granos y oleaginosas, son los ingredientes que ocupan hasta un 70% de la composición de los alimentos para animales, donde un 80 a 90% de la producción regional de cereales y oleaginosas proviene de Argentina y Brasil.

Para lograr mayor integración comercial aún es necesaria una reducción de las barreras arancelarias y no arancelarias. Hay otros tipos de obstáculos que impiden la libre circulación de alimentos,  especialmente en el ámbito de medidas sanitarias y fitosanitarias y procedimientos aduaneros, por lo que se necesitan esfuerzos adicionales y voluntad de los líderes políticos para ampliar el acceso a mercados regionales en el sentido más amplio.
 
Los flujos comerciales son muy variados y no existen países esencialmente o exclusivamente exportadores o autosuficientes. Todavía, los alimentos para animales son un insumo de gran importancia e impacto en la producción de proteína animal, o sea, de animales proveedores de proteína animal, en que según la especie involucrada, los piensos pueden representar hasta un 70% del costo total de producción animal, sin considerarse su impacto en la sanidad animal e inocuidad de los alimentos para los humanos. En términos de comercio exterior de carnes, lácteos y otros productos de origen animal, América Latina es exportadora neta hacia Europa, América del Norte, Oriente Medio, China y Japón, entre otras regiones y países. En este sentido, encontramos países de gran importancia en el comercio internacional como son Argentina, Brasil y México.

En este panorama globalizado y con desafíos importantes, como las crisis vividas en torno de la EEB o “vaca loca”, dioxinas, residuos de drogas veterinarias y agroquímicos por uso inadecuado y problemas de desinformación del público sobre nuevas tecnologías; el proyecto apunta a enfrentar el desigual avance y la insuficiente armonización en la reglamentación pública en materia de alimentos para animales entre los países latinoamericanos.

Frente a esta realidad, la proactividad de la industria  y la armonización regulatoria son elementos clave que el proyecto fortalecerá mediante la implementación de buenas prácticas que van desde la producción de insumos para la actividad agropecuaria, alimentación animal y procesamiento de alimentos; hasta el almacenamiento en centros de distribución y la comercialización en mercados minoristas; donde el desafío es mantener los controles, la calidad y la trazabilidad a lo largo de la cadena, incluyendo el correcto almacenamiento y manipulación de los alimentos por parte de los consumidores. Como plantea la FAO: From Farm to Fork.

Como antecedente en la materia, de un total de 3.730 notificaciones transmitidas en el Rapid Alert System for Food and Feed (RASFF) en el año 2011, 361 estuvieron relacionadas con alimentos para animales, equivalente al 10 % del total y el doble del año anterior. Estas notificaciones en su mayoría fueron sobre micotoxinas; microorganismos no patogénicos como Salmonella y Enterobacterias en subproductos animales; y dioxinas en materias-primas, aditivos, premezclas y alimentos completos.

En los diversos talleres, reuniones y discusiones organizados por FEEDLATINA con los organismos reguladores nacionales, las asociaciones regionales y las industrias, con el apoyo de FAO e IICA; y en  varios foros de discusiones  donde se ha participado a nivel nacional, regional y mundial, se confirma que:
 
• Los marcos legislativos para una  producción inocua y  sustentable de alimentos para animales, el registro de establecimientos y productos, la aplicación de las buenas prácticas de fabricación y alimentación animal y las normativas para el comercio exterior presentan importantes vacíos en su alcance nacional, regional e internacional en los países de América Latina y el Caribe; y no se encuentran armonizados, causando grandes problemas de intercambio de productos dentro y fuera de la región.

No existe un sistema de análisis y gerenciamiento de riesgos en alimentación animal en los países de América Latina y el Caribe, aumentando la fragilidad de la región frente a los desafíos de sanidad, inocuidad y confianza a nivel internacional.

La armonización regulatoria y la implementación de las buenas prácticas de fabricación publicadas por el Codex Alimentarius en 2004 y otras herramientas de garantía de la inocuidad de los alimentos son condición sine qua non para el desarrollo de la producción y comercialización de alimentos de origen animal en la región y su integración como bloque. De los diversos países de la región, pocos consideran las buenas prácticas como de aplicación obligatoria por el sector productivo y la capacitación en este tema está bajo lo esperado, con algunas pocas iniciativas nacionales públicas y privadas, y ninguna iniciativa regional implementada, tema sobre lo cual se ha  trabajado en los últimos 3 años y que sostiene uno de los pilares del proyecto.

Esta situación impide la amplia y completa garantía de trazabilidad  e inocuidad de los piensos, y por lo tanto, de la seguridad de las proteínas animales, disminuyendo la competitividad y oportunidades de mercado de los países latinoamericanos para el comercio dentro del bloque y hacia otras regiones.